El mundillo del poker es apasionante. Juego, emoción, estrategia, competitividad y ganancias. Pero no todo es tan bonito siempre, a veces un jugador pasa por buenos y malos momentos. Y es ahí cuando un profesional de los naipes que se precie sabe sacarle rentabilidad a ambos y adaptarse a lo que venga. El poker también tiene el componente azar que es indomable y por ello es que la clave está en aprovechar las buenas rachas o upswing y minimizar las malas rachas o downswing. Y como en el primer concepto ya incidimos en otro artículo, queremos analizar el segundo y darte claves que puedan ayudarte.

La primera curiosidad a destacar es que este término procede de un deporte tan característico como el golf. El downswing es el movimiento por el cual un golfista baja su palo y acomoda su cuerpo para entrar en contacto con la bola justo antes del golpeo. Realmente no tiene mucho que ver con su significado en el poker, simplemente que es un movimiento descendente. Quizá por eso algún jugador lo entendió como una metáfora del descenso de ganancias en los naipes y decidió acuñarlo dentro de su jerga.

El caso es que el downswing se traduce como una mala racha en poker. Vamos más allá de perder una partida o unas cuantas manos, hablamos de un periodo de declive prolongado en el tiempo que el jugador no es capaz de parar. Un bajón que afecta a todo lo que rodea a un jugador habitual: mentalidad, ganancias, varianza, estilo de juego, estrategia o entrenamientos. Un mal momento incide en todo lo que podamos imaginar y puede ser fatal si no se sabe manejar correctamente. Hay que reconocer que no es sencillo de afrontar, pero en situaciones de mayor estrés se ven envueltos los usuarios en el juego.

Lo primero a lo que vamos a apelar es al aspecto psicológico. Y es que por muy buen jugador que seas cualquiera puede toparse con una mala racha. Y la clave es entender esas malas rachas como parte del juego. Hay ocasiones en las que se gana y otras en las que se pierde. Lo importante es ponerlo todo en las mesas y tratar de estar concentrado, de lo contrario estarás muy cerca de perder la eterna batalla contra el tilt y entrarás en un estado peligroso.

El downswing puede afectar a la mente de muchas maneras. Puede generar que pierdas agresividad, que te vuelvas pasivo ante el miedo de perder y no desarrolles tu estilo de juego como sueles hacerlo. O también puede ocurrir todo lo contrario, de forma que seas más irracional y que vayas con todo en cada jugada, incluso que apuestes por torneos sin límites en los que las pérdidas puedan ser catastróficas. Todo ello deriva en una modificación radical de la forma de juego, perdiendo identidad y convirtiéndote en alguien que no eres habitualmente con las cartas en la mano. En ese caso puedes optar por parar un tiempo.

Lo segundo que queremos resalar es el uso de la varianza. Como hemos explicado previamente la varianza es el margen de error que puede haber en torno a la tasa de ganancias. Cuanto peor sea la racha que llevamos y más se alejen los resultados de lo que esperábamos, más grande será la varianza. Aunque la varianza es un término revelador y que puede ser de gran ayuda, también puede ser un motivo para generar downswing. Las idas y venidas son normales en una gráfica donde se represente la varianza, no te obsesiones si ves una gráfica muy desfavorable. Lo normal es que con el tiempo se estabilice y al igual que baje, suba.

Cambiar la forma de jugar por esta clase de medidores es absurdo. Siempre está la alternativa de tratar de analizar mejor nuestra forma de proceder y revisar las manos que hemos perdido. Para ello hay softwares, aplicaciones y programas que nos pueden ayudar y que estarán plenamente conectados con los campeonatos de poker que disputemos. Con ellos, con el apoyo de los compañeros y quizá con la ayuda externa de un coach puedes encontrar las respuestas que buscas. Siempre se pueden detectar errores porque siempre se puede mejorar. Pero no te machaques en exceso con eso.

Y lo tercero que consideramos clave en un proceso de downswing son las expectativas. La idea que nos hacemos en la cabeza de forma previa de lo que va a ser nuestro desempeño en las mesas puede ser la que nos termine condenando. La realidad supera a la ficción, no siempre lo que tenemos en mente sucede de manera literal. A veces hay cambios de planes que no necesariamente son negativos. Mira con perspectiva y a largo plazo o la desmotivación terminará con tus fondos y con tu amor por el poker.

Un jugador tiene que tratar de ser realista con sus beneficios y pérdidas. Si consideras que no lo estás siendo, siempre puedes probar a bajar el nivel en el que juegas. Hay ocasiones en las que un paso atrás es beneficioso y puede llevarte a convertir una mala racha en una buena.

Con estas máximas estarás más preparado para revertir un momento de descontrol cuando se presente. Y sobre todo a evitarlo.

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