La forma en que el poker se ha convertido en un recurso para directores de cine con el que poder hilar mejor algunas de sus producciones es envidiable. Sobre todo, cuando podemos comprobar la calidad de las peliculas que han salido a la gran pantalla y el toque tan diferencial que le aportan los naipes. Algunas con mejores críticas que otras y cada una de ellas tratando de reflejar el aspecto social más importante del juego. En nuestra selección de películas tienes algunos de los títulos más populares y que pueden acuñarse a la temática poker, aunque siempre se puede indagar en búsqueda de nuevos descubrimientos.

En el alcance de dicha meta, nos hemos topado con una nueva película: Havana. En algunos países se tradujo como Habana (1990), destacando el año de su estreno entre paréntesis para diferenciarla de otras cintas con el mismo nombre o similar. Un drama romántico ambientado en vísperas de la victoria de la Revolución Cubana, en la Navidad de 1958, y en un contexto político complicado en que se ve envuelto Robert Redford en el papel de Jack Weil. El jugador de poker profesional quiere jugar la partida de su vida y ganarla con la esperanza de llevarse mucho dinero. Pero pronto todo cambia.

Tras cientos de ensayos en el barco que le traslada desde Miami hasta La Habana y partidas previas, su prioridad cambia por completo en su viaje. Salvar la vida de la seductora y revolucionaria Roberta Durán (protagonizada por Lena Olín) a través de sus contactos y la picardía que le ha otorgado ser un jugador profesional, se antoja necesario para que su futuro no peligre en un auténtico enjambre de espías y policía secreta. Un rompecabezas en el que el poker tiene un papel clave, pues es gracias a este que Weil encontrará el camino de salida para él y su acompañante, de la que ha quedado impregnado.

Una producción curiosa y con la que el americano Sydney Pollack se lanza hacia una mezcla entre poker y política, no tan bien vista en la década de los 90 (y por supuesto de los 60). Es cierto que por entonces los juegos de casinos eran ya muy populares tanto en Norteamérica como en Europa, pero la conciencia social acerca de su legalidad impedía que estuviera del todo aceptado como pasatiempo. Y, aun así, la trama es coherente con su desarrollo y deja algunas imágenes curiosas sobre el poker que se jugaba en las timbas de la época. Se pueden ver toda clase de jugadores que se puedan imaginar.

Weil mantiene un perfil de tipo ambicioso que busca jugadores que quieran apostar fuerte. Sus capacidades para detectar los naipes del rival son realmente impresionantes y la fortuna parece estar de su parte cuando pocos se lo esperan. Hay numerosas escenas de poker, tanto en timbas en el barco entre amigos, como partidas en casinos que se parecen mucho más al juego de hoy en día. Eso asegura al espectador una conexión constante con la disciplina.

Aunque sin duda lo más curioso es la inclusión del Five Card Draw como juego principal. Esta es una de las variantes de poker en la que se juega con cinco cartas por participante y en la que se realizan descartes. Hay menos rondas de apuestas que en el Texas Holdem, pero el hecho de no existir cartas comunitarias permite que las combinaciones de naipes puedan ser más exclusivas de cada usuario. Para que resulte más interesante, en la película los jugadores dejan al descubierto parte de sus cartas. Algo poco usual en el mundillo y más propio de partidas entre amigos.

Otra de las curiosidades es observar como Weil forma un color con tan solo cuatro cartas en una escena en un casino cubano. En las variantes más comunes, son cinco las cartas del mismo color que se necesitan para obtener flush, pero en esta película, vale con cuatro. Precisamente esa mano a corazones que le da la victoria es la que acaba obligando a Jack a convencerse de que inmiscuirse en la pugna de los castristas es una necesidad, por encima incluso de su ambición por una gran partida con magnates. Una buena estrategia con cambios sobre la marcha.

Havana estuvo nominada a los Oscar, a los Grammy y a los Globos de Oro gracias a su potente banda sonora. Al margen de eso, las críticas no fueron demasiado positivas y se quedó como una grabación del montón de la gran pantalla. De hecho, no llegó a compensar el presupuesto inicial de 40 millones de dólares que necesitó, pues recaudó solo 9 millones en Estados Unidos y Canadá, y hasta 27 en el extranjero.

Al menos dejó algo sustancioso para el público al que le interesan las películas con un trasfondo basado en el juego. Y más si está entremezclado con un ambiente político convulso y que fue clave en el devenir de la República de Cuba.

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