Antes de que los casinos consiguieran establecerse en la élite de países del continente europeo y antes de que el poker lograra la popularidad que tiene hoy, el mundillo del juego pasó por una época de impasse en la que su futuro no parecía nada claro. Mientras en algunos territorios aún se movía en la clandestinidad, en otros empezaba a sacar la cabeza entre las opciones de entretenimiento de una sociedad en constante cambio. La segunda mitad de siglo XX no dejó demasiado espacio para el asentamiento, hasta que la consagración de Las Vegas como ciudad del juego lo cambió todo.

Compartiendo idioma a casi 6.000 kilómetros de distancia, la vida para el poker no era nada sencilla en Londres. Gran Bretaña apenas había salido de la dominación con puño de hierro de Margaret Thatcher y las revueltas con la policía en la urbe fruto de reivindicaciones en pro de libertades, como la libertad de expresión, eran una constante. El pueblo se sublevaba en una capital totalmente cosmopolita y en la que se pueden encontrar muchos puntos en común con la actual. El poker ya tenía grandes seguidores y solo era cuestión de tiempo que calara en el país.

En ese contexto se sitúa una película cuanto menos pintoresca y curiosa, y que para muchos pasará a la historia como uno de los mejores films ‘made in’ Reino Unido. “Lock, stock and two smoking barrels” es el título original en inglés de una cinta que al castellano ha sido traducida como “Juegos, Trampas y dos Armas Humeantes”. Realmente fue en países de Latinoamérica como Argentina, Colombia o México donde se hizo la traducción y se le denominó de esta manera, pues en España se optó por algo más simple como “Lock and Stock”. Si bien no es un título que haya trascendido mucho.

La película de Guy Ritchie podría estar dentro de las grabaciones consideradas como mejores películas de poker, sobre todo por lo que aporta a nivel de contexto y situación cultural en la Inglaterra de los años 90. El productor británico hizo un gran trabajo para sacar a la luz una comedia que fue todo un fenómeno de masas hasta llegar a ser considerada como película de culto, a pesar de que en España pasó desapercibida. Logró un gran número de ganancias a pesar de su bajo presupuesto, quizá por sus buenos gags y por el planteamiento de la trama, que tiene mucho que ver con el poker.

El cuarteto formado por Tom, Soap, Bacon y Eddy se meten en un buen lío cuando confían en las dotes con los naipes de este último para sacar dinero en una partida secreta. Ninguno de ellos sabía que en realidad su buena estrategia iba a enfrentarse cara a cara con mafiosos de los extrarradios de Londres, que les iban a amañar la partida y a concederles un crédito para tener a los chicos exactamente donde querían: en el punto de mira. Con un plan en el que se incluyen armas falsas y diálogos muy divertidos, los jóvenes tratarán de recuperar el montante perdido para salvar la vida, aunque por el camino tengan que volver a ponerla en riesgo.

La película sorprendió mucho en el momento de su publicación, entre otras cosas por su curioso comienzo en una partida de poker. Una partida que se desarrolla en un brag a tres cartas. El brag es un antiguo juego inglés muy similar al poker, en el que se reparten tres cartas tapadas y el objetivo es ligar la mejor mano posible. Esta disciplina podría denominarse como un precursor de la variante Draw Poker, pero en este caso con tan solo tres naipes en mano. La única diferencia con el Texas Holdem es que hay ocasiones en las que el color y la escalera no cuentan como válidas.

El brag tiene por tanto un pequeño hueco en la historia del Texas y también en la evolución del poker online, pues sus elementos ayudaron a conformar los eventos en vivo de la modalidad Hold’em y los torneos en línea que conocemos ahora. Las rondas de apuestas son muy similares y los protagonistas crean una mesa de límites altos donde haya grandes cantidades de dinero invertidas. Por lo tanto, la estrategia apunta a tener las probabilidades de ganancia de cada mano muy presentes, para que cada jugador pueda considerar su situación en la tabla en cada momento.

Lo más fascinante es la escenografía. La partida se desarrolla en una sala oculta dentro de un clásico bar londinense. Algo que ya hemos presenciado en otras peliculas con temática similar y que rememora los tiempos en los que el poker era una actividad casi prohibida. Los rivales del cuarteto principal parecen usuarios muy experimentados y profesionales de las cartas. Una vez que conocemos que todos ellos están compinchados se entiende mucho mejor su actitud.

La película tiene una gran valoración en las webs y revistas de críticas, por lo que recomendamos que no os la perdáis. Pasareis un buen rato de comedia y aprenderéis sobre este juego.

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