El poker es un juego en el que existen muchas estrategias posibles con las que poder llegar a lo más alto. Esto es algo que todos los jugadores saben y es por eso que cada uno utiliza la suya con la esperanza de poder triunfar con ella. Sin embargo, siempre hay patrones que se repiten y que atraen a usuarios indecisos en cuanto a la definición de su estrategia de juego. En el Texas Holdem, la variante más popular de este juego de cartas, la tónica general es la de jugar pocas manos. Por eso en ocasiones falta un poco de acción en las mesas.
En el Holdem lo normal tras el paso del flop es que queden dos o tres jugadores contra los que competir. Pero ¿qué ocurre si la mayoría de los participantes deciden pagar y entrar a la mano? Competir frente a seis o siete adversarios no es lo mismo que ante dos o tres. La dinámica cambia y la forma de juego también. Son los llamados family pot, aquellos botes en los que la mayoría de jugadores que hay en mesa deciden pagar en el flop. Y como es de imaginar, son jugadas que merecen una explicación más amplia por su importancia. Nunca sabes lo que te pueden deparar.
Antes de que los más principiantes se echen las manos a la cabeza, debemos decir que en el Texas Holdem tanto de torneos en vivo como de torneos online no suelen darse con demasiada frecuencia los family pots. De hecho, en el resto de variantes de poker tampoco es que vayas a toparte con ellos de manera muy continuada. Los eventos que entreguen un bankroll profundo o que cuenten con estructuras deep van a ser las excepciones. Los jugadores no darán tanta importancia a la pérdida de fichas y pagarán por ver cartas que normalmente desecharían en otras modalidades de juego.
Los torneos con rebuy pueden ser un buen ejemplo de muestras donde toparse con estos botes de participación multitudinaria, pues, aunque arriesgues muchos puntos y quedes eliminado, siempre puedes recomprar y regresar al juego. En este sentido, los torneos de cash o cash games son también una buena alternativa para los family pots, pues en ellos cada cual se sienta con el stack que desee y establece sus propios límites. Nadie te parará los pies salvo que tu dinero diga basta.
Entrar en los botes, ¿sí o no?
Pero he aquí el quid de la cuestión. Entrar en guerra o ver los disparos desde la trinchera. Pues como diría el jugador de poker estándar: todo depende del contexto. El tipo de jugador con el que estés jugando cobra mucha importancia en este sentido. Los jugadores más inexpertos son los que suelen participar con más frecuencia en los family pots. La intención de este perfil es la de estar siempre en la pomada por muy malas que sean las cartas ocultas que se le hayan asignado. Pretenden ver muchos flops y siempre van en búsqueda de proyectos ambiciosos como escalera o color.
Si eres de los que tiene buen olfato y eres capaz de detectar jugadores novatos en las mesas, ve a por ellos en estos botes porque las probabilidades de llevarte muchas fichas son altas. Ahora bien, si tienes a más de un tiburón en la tabla entonces no te va a quedar de otra que echar el freno. Si los stacks no son especialmente grandes y sin embargo hay mucha acción por su parte, entonces puede que la diosa fortuna se esté aliando con el que menos lo necesita. Eso o ha observado la misma situación que tú y quiere ir a por los fish de manera agresiva.
Un escenario en el que es desaconsejable entrar en family pots es en los torneos Sit&Go o turbo, ya que son identificados como manos peligrosas. El número de ciegas va a ser pequeño y no hay grandes márgenes de maniobra, por eso es preferible mantener un perfil bajo y esperar a tener una monster hand con la que arrasar de verdad a tus oponentes. Los jugadores que abran esas manos pueden ser tipos que se hayan quedado sin bankroll y estén jugando por debajo de su nivel, incluso usuarios que piensen en sus fichas como dinero y no como ciegas, o que provengan de otros juegos donde acostumbran a jugar más.
Luego hay reglas de carácter general (jugar fuera de posición, jugar cerca de la burbuja de premios, abusar del farol, etc.) que también aplican en jugadas con botes familiares en el tapete y que siempre deben ser respetadas. Evidentemente cada jugador tiene su propio estilo de juego y puede optar por entrar en estas disputas por razones que sean justificables a todas luces. Eso computa a cada uno de una manera distinta. No hay una receta mágica. Recuérdalo en las mesas.