Triunfar en el mundo del poker es una tarea tan ansiada por prácticamente la totalidad de la comunidad de jugadores como complicada de lograr. El proceso de llegar a lo más alto implica tiempo y dedicación. La profesionalización de la actividad también genera un clima en el que es más complicado que surjan excepciones derivadas del talento de los jugadores. Aunque qué serían los naipes sin estas cabezas tan brillantes que con apenas 20 años ya son capaces de hacer historia en el Texas Holdem y otras variantes populares. No obstante, esto solo ocurre en contadas ocasiones.

Quizá la más conocida sea la de Chris Moneymaker. No solo porque con tan solo 27 años logró una victoria histórica en las World Series of Poker, sino porque expandió como la pólvora por todo el sector el poker online en sí. Sin embargo, hay otros ejemplos igual de importantes si nos remontamos a épocas anteriores en este juego. Casi con la misma edad que Chris, Bobby Baldwin consiguió un sitio entre los jugadores más destacados de su tiempo, sin saber entonces que eso le ayudaría posteriormente a ser una de las figuras importantes de este juego.

Eso es porque Baldwin ya apuntaba maneras desde pequeño. Nació y creció en Tulsa, la segunda ciudad más grande del estado de Oklahoma, lo que le situó en una competencia feroz en su etapa universitaria. El estadounidense parecía moverse bien en este ambiente y fue entonces cuando en sus ratos libres se interesó por los juegos de poker. No era este su único hobby ya que el billar también se le daba especialmente bien, tanto que llegaría a ser jugador profesional en los años venideros. En las actividades en las que se sentía a gusto era capaz de llegar a ser el mejor y esa era una gran cualidad.

Con las cartas tampoco tardó mucho en destacar y en 1977 se hizo con sus primeros brazaletes en la edición de ese año de las Series Mundiales de Poker. Los eventos Deuce to Seven Draw y Seven Card Stud le reportaron unas ganancias de 80.000 y 44.000 dólares respectivamente, aunque su mejor victoria llegaría en el siguiente año. El Main Event de las WSOP 1978 coronó a Bobby como el ganador más jóven de la historia de los campeonatos, título que no tardaría demasiado en perder. Pero sus habilidades ya estaban más que demostradas.

Esta cita le dotó de un premio de 210.000$ tras deshacerse en el mano a mano del empresario Crandell Addington. Curioso que en una tabla final llena de jugadores profesionales, algunos de ellos ya ganadores de pulseras mundiales, fuera un hombre más vinculado al mundo de las finanzas el que quedara para el heads up. Algo que no desmerece en absoluto el trabajo de Baldwin, quien completaría su poker particular de brazaletes al año siguiente repitiendo en un Deuce to Seven Draw. Década mágica la de los setenta para un tipo que se ganó el apodo de “el búho” en las mesas, quizá por ser de ese tipo de jugadores observadores y reflexivos.

En las WSOP registró cobros en siete ocasiones posteriores, aunque su verdadera hazaña fue encadenar tres años consecutivos alzando algún título en estos campeonatos. Eso es algo que solo un selecto grupo de jugadores han logrado. A raíz de ahí participó en otras muchas series de televisión y torneos en los que fue agrandando unos beneficios que llegaron a ser de hasta 2,3 millones de dólares. En julio de 2012 se llevó casi un millón y medio en el evento millonario Big One for One Drop, en el que finalizó séptimo. Su cobro más destacado con mucha diferencia.

A pesar de que Baldwin logró el reconocimiento que merecía como jugador de poker al escribir columnas para varios medios dedicados al sector, conseguir estampar su nombre en una sala del Bellagio, entrar en el Salón de la Fama del Poker del 2003, e incluso publicar su propio libro en 1985 a modo de guía sobre poker llamado “Tales Out of Tusla”, el americano cambió de bando en los ochenta cuando tuvo la ocasión. Entró en el mundo del negocio de casinos como ejecutivo para no volver a salir de él jamás.

Ha sido administrador, presidente, director ejecutivo y otros cargos destacados de salones como el Golden Nugget, el Mirage, el Aria Campus e incluso del propio Bellagio. Después de que en 2018 dijera adiós a sus responsabilidades en MGM Resorts, Bobby parece destinado a iniciar nuevos proyectos en Las Vegas, su lugar de residencia habitual. La crisis sanitaria generada por el covid-19 frenó en 2020 algunos de su planes, si bien un hombre tan válido como lo es él acabará encontrando su lugar. Al igual que lo hizo en el poker.

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