Para cualquier jugador que quiera iniciarse en las artes del poker en vivo y el poker online es clave tener claro cuál es la variante en la que prefiere especializarse. El Texas Holdem es el tipo de juego más conocido en el mundo del poker y el que más jugadores reúne en sus mesas. Pero eso no quita que haya otras variantes que sean igual de interesantes y que también tengan un público destacado. Y eso provoca que un jugador pueda tener dudas a la hora de qué variante seleccionar. Por ello es preciso hacer una distinción entre el Texas Holdem, y la segunda variante más jugada, el Omaha.
Es evidente que ambos estilos pertenecen a la misma escuela, que es la del poker. Eso hace que compartan muchos aspectos y reglas, pero que también haya otros que les separen. Que una sea más beneficiosa que otra siempre depende de cada jugador, de su forma de pensar en los juegos de cartas, y de sus expectativas. Por eso, lo mejor es conocer todos los matices y a partir de ahí valorar qué variante puede ser la más adecuada para nosotros. Como decimos, la evidencia está en la cantidad de jugadores que reúne una y otra, pero ¿tener más seguidores implica ser mejor? Ahí está la clave.
Las cartas ocultas
Si nos encontramos en ese grupo de jugadores que se está iniciando, lo mejor es aprender las reglas del poker en primer lugar. Y después de ello pasaremos a las consideraciones de las variantes Texas Holdem y Omaha. Y la primera diferencia reside en la cantidad de cartas que reparte el dealer a cada jugador. En el Holdem cada jugador recibe dos cartas, y estas pueden ligarse (o no) con las otras cinco cartas comunes que aparecerán en el centro de la mesa, para formar buenas manos. Sin embargo, en el Omaha se reparten cuatro cartas y dos de ellas deben formar parte de tu mano de forma obligatoria. Lo vemos con un ejemplo.
Si en la variante Texas Holdem un jugador cuenta con cartas ocultas AQ y en mesa aparecen K, K, J, 9, A, el jugador puede ligar una de sus dos cartas para conseguir una doble pareja de reyes y ases. Y aunque la Q no quede vinculada a ninguna otra carta, la jugada es válida. Sin embargo, si en la variante Omaha un jugador tiene en mano AQ72 y en mesa tenemos A, A, 3, 10, 5, en realidad el jugador tan solo contaría con la pareja de ases que hay en mesa y que es común para todos. ¿Por qué? Porque de sus cartas ocultas tan solo podría ligar el as para formar un trío, mientras que Q, 7 y 2 quedan desligados y las normas obligan a que al menos dos cartas formen parte de la mano.
Si te lías con las combinaciones no te preocupes, porque tan solo es cuestión de consultar la clasificación de manos y estudiarla con detenimiento.
Combinaciones y estrategia
Como podemos intuir, el hecho de tener más cartas disponibles en Omaha desequilibra todo el espectro de combinaciones y la estrategia a seguir en el Texas Holdem. Es por que los jugadores que se especializan en el Holdem y después hacen el cambio a Omaha pueden tender a cometer más errores infantiles, ya que la forma de jugar debe cambiar. El tratar de adivinar la jugada del rival se vuelve más complejo, entre otras cosas porque en el Omaha se van a ver mejores manos, por norma general. Cuantas más cartas se repartan, mayores posibilidades tienen los jugadores de formar mejores bazas.
Una pareja de ases que sería una jugada espectacular en Holdem, queda supeditada a las otras dos cartas con las que tengas que jugar en Omaha y pierden fuerza. Hay jugadores que se vuelven locos con una mano del estilo AAQQ en Omaha y después lo pagan muy caro en las siguientes calles posteriores al preflop. Es un tanto más complejo, aunque al igual que en el Texas Holdem, todo es acostumbrarse a esta mecánica de juego.
Las apuestas
En las apuestas podemos dar un pequeño respiro a los jugadores diciendo que las rondas de apuestas son exactamente las mismas. Después de cada calle habrá una ronda de apuestas y eso no cambia. Lo que sí que hay que destacar es que la cantidad de fichas que puedes dejarte en una mano de Omaha suele ser mayor a las del Holdem, aunque también los botes van a ser más grandes. Todo conlleva un mayor grado de acción en el Omaha, aunque esto también depende del rol que adopte cada jugador. Muchos pueden optar por una estrategia más soft e incluso jugar menos manos que en el Holdem.
Para aportar un poco de tranquilidad, las mesas con la variante Omaha suelen tener un límite de bote y las variantes no-limit son muy poco habituales. En el Texas Holdem ocurre todo lo contrario, ya que lo más común es que no haya límite de apuesta. Los limit suelen ser extraños y casi que se prefiere jugar a la variante con límite fijo antes que al pot-limit.
El juego en las mesas
Lo que debemos tener en cuenta a la hora de ponernos a jugar es que en las mesas de Texas Holdem es más sencillo encontrarse con tiburones dispuestos a quedarse con todo tu stack. Al ser la variante más famosa, hay mayores profesionales dedicados a ella. En el Omaha, el nivel de juego es un tanto más bajo, pero para algunos jugadores puede resultar más complicado de dominar.
Quizá la variante Texas Holdem es más sencilla de jugar y hay mucho más material del que aprender, pero si crees que lo tuyo es el Omaha, puedes llegar a la cima mucho antes de lo que esperas.